Ciro Castillo: Así fue el doloroso funeral de Rosario García [FOTOS]
Ciro Castillo: Así fue el doloroso funeral de Rosario García [FOTOS]

Sin querer protagonizó una conmovedora historia junto a su esposo en abril de 2011, cuando dejó su casa en La Punta (Callao) para trasladarse a Arequipa, al Valle del Colca, iniciando la búsqueda de su hijo. Después de cinco años, el destino hizo que Rosario García Caballero se reencuentre en el cielo con su engreído , muerto trágicamente en el Colca cuando paseaba con su novia Rosario Ponce.

Los males que padecía Rosario García Caballero o doña Charito, como le decían sus amigos, la seguían hace algunos años, incluso antes de la pérdida de Ciro, pero fue entonces que la hipertensión y diabetes se acentuaron, lo que sumado a un cuadro de estrés terminaron por socavar su salud de manera progresiva, ocasionando que sea una asidua visitante de un hospital.

Compañera leal, su actitud batalladora, al margen de su delicada salud, fue toda una inspiración para el doctor Ciro Castillo-Rojo, su esposo, quien recuerda que, a pesar de su enfermedad, ella nunca dejó de pensar en los demás. 

“Te cuento una anécdota”, comenta el galeno, “cuando estuvo en el hospital le llevamos un televisor inmenso para que se distraiga, pero ella me dijo que le gustaría que se lo regalen a una señora que hacia la limpieza, pues eso la haría feliz”.

“Si recuerdo algo de mi madre es que siempre fue una persona amable, capaz de atender a mis amigos como si fueran sus hijos. Podía prepararnos un queque para que lo disfrutemos todos, pues siempre fue una mujer a la que le gustaba servir”, señala Antonio Castillo-Rojo, hijo de doña Charito.

Su labor sirvió de inspiración a muchos, quienes la apoyaron en su difícil tarea de toda forma cuanto fuera posible. “La conocí cuando empezó su búsqueda y la apoyé en todo evento que organizaba para recaudar fondos. A pesar de su tragedia nunca dejó de mostrarse optimista. Cuando nos reuníamos era lindo ver el amor que se prodigaba con su esposo, el doctor Ciro, tanto así que imité esa actitud con mi esposo y las cosas nos fueron mejor”, manifestó doña Narda, quien cuenta sus anécdotas sin dejar de esbozar una sonrisa por la buena amiga que partió.

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