La salud mental es un pilar fundamental para el bienestar humano; sin embargo, a pesar de su importancia, no ha recibido la atención que merece. Hasta julio de 2023, los diversos establecimientos del Ministerio de Salud (Minsa) han atendido un total de 911,330 casos relacionados con trastornos de salud mental y problemas psicosociales en el Perú. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio se posiciona como la cuarta causa de mortalidad entre los jóvenes, cobrando más de 800,000 vidas al año en todo el mundo.
Karen Pérez Maraví, especialista en psicología y psicoterapia, docente de la Escuela de Posgrado de la Universidad Continental, destaca que la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo en la salud mental de los jóvenes, exacerbando problemas como la depresión, la ansiedad y trastornos del comportamiento. Datos recientes revelan que uno de cada siete jóvenes de 10 a 19 años padece algún trastorno mental.
“Los trastornos mentales no tratados a tiempo pueden tener consecuencias devastadoras, afectando la vida adulta de los jóvenes. Entre las causas detrás del suicidio adolescente se encuentran los trastornos psicológicos, niveles elevados de estrés emocional, y problemas como el acoso escolar, el ciberacoso y el sexting”, comenta Pérez.
La adolescencia como etapa clave
La adolescencia representa un período crítico en el desarrollo de habilidades sociales y emocionales. Según la especialista, los jóvenes necesitan un entorno que fomente el apoyo en la familia, la escuela y la comunidad. Esto implica promover hábitos de sueño saludables, fomentar la actividad física, enseñar habilidades para mantener relaciones interpersonales, resolver problemas y gestionar las emociones. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en 2022, el 32% de los jóvenes peruanos de entre 15 y 29 años enfrentaban problemas de salud mental.
La Dra. Pérez señala que la salud mental de los adolescentes se ve influenciada por varios factores, entre los principales se incluyen la violencia, la pobreza, la estigmatización, la exclusión y vivir en entornos frágiles o en situaciones de crisis humanitaria. Las redes sociales, las normas de género impuestas, la calidad de la vida familiar y los problemas en la crianza también pueden contribuir a los desafíos en la salud mental.
Ante esta situación, la experta resalta que la prevención del suicidio es un desafío global en la promoción de la salud mental. La implementación de programas de educación emocional en las escuelas y la detección temprana de problemas emocionales y de comportamiento en el hogar son esenciales. Además, el desarrollo de políticas públicas de salud mental que garanticen el acceso a la atención de salud mental, promuevan el aprendizaje socioemocional y protejan contra la adversidad son cruciales.
Finalmente, comenta que como sociedad debemos mantener la sensibilidad y la empatía ante los problemas de salud mental en los jóvenes. “La salud mental de los jóvenes es un asunto de suma importancia que requiere una respuesta colectiva y comprometida para asegurar un futuro más saludable y equitativo para esta generación”, concluye la especialista.
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