Si es usted diabético, o lo es alguien de su entorno, es muy importante tomar conciencia del riesgo y llevar a cabo las siguientes medidas, aunque puedan parecer a priori exageradas.

Nunca descalzos. No hay que andar descalzo en la playa, en la piscina o, incluso, en el propio hogar para evitar sufrir una herida con cualquier objeto punzocortante o tropezarse con algo.

Pies en alto. En verano se acentúan los problemas circulatorios. Por ello, ante la menor hinchazón en los pies, es recomendable ponerlos en alto, una postura que siempre viene bien adoptar, en cualquier caso, varias veces al día. Y aunque haga calor, si se nota los pies hinchados es recomendable ponerse unas medias de compresión.

Hidrate sus pies con cuidado. Siempre utilizar una loción suave, evitando aplicarla entre los dedos.

Botiquín de emergencia. Vaya donde vaya de vacaciones, no olvide llevar su kit de emergencia, con crema antiséptica, vendas estériles, esparadrapo… Consulte con su médico cómo deberá actuar en caso de lesión.

Manténgase hidratado. Minimiza la hinchazón de las extremidades.

Elegir el calzado adecuado. En verano apetecen sandalias y chancletas. Si se inclina por ellos, hágalo con precaución. El calzado cerrado, que proteja los pies de posibles cortes, pero a la vez mantenga el pie fresco, es el más adecuado.

Chequeos diarios. Las personas diabéticas deben mantener la rutina de examinarse cuidadosamente los pies cada día, limpiándolos, hidratándolos, cortando las uñas y examinándolos en detalle para detectar cualquier pequeño corte, llaga o infección sospechosa. Recuerde la importancia de acudir al médico ante el mínimo corte, lesión, llaga o enrojecimiento.

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