Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Carlos, de 42 años, quien vive en el distrito de San Juan de Lurigancho.

Doctora, soy un hombre profundamente enamorado de Laura, mi esposa desde hace un año. Con ella, he vivido momentos muy felices. Nos conocimos en la universidad, y cuando le propuse matrimonio, ella demoró un poco en aceptar. Me decía que quería terminar su carrera y hacer una maestría antes de tomar esa decisión. Y respecto a tener hijos, ni hablar. Aunque al principio me sentí algo triste por eso, después entendí que era una decisión sensata y madura. Pero todo cambió de repente.

Hace una semana, Laura me confesó que se estaba replanteando la idea de ser madre, que a sus 31 años sentía un fuerte deseo de tener un hijo. Cuando le pregunté a qué se refería con eso, me dijo que quería traer niños al mundo. La verdad, me sorprendió mucho.

No tengo planes de ser padre, como habíamos acordado. ¿Cómo es que cambió de opinión tan rápido? No quiero herirla diciéndole lo que pienso, pero tampoco quiero que piense que lo acepto sin más. No quiero ser padre todavía, no me siento preparado para ello. Tengo varios proyectos personales que quisiera concretar. El problema es que no sé cómo hablarle sin herirla. Tal vez el hecho de haber sido hijo único influye en todo esto. ¿Qué me aconseja, doctora Martínez? Necesito ayuda.

CONSEJO

Estimado Carlos, es importante que seas honesto con tu esposa, pero también delicado al abordar el tema. Explica tus sentimientos de manera clara, destacando que valoras profundamente su relación y tus proyectos personales. Asegúrate de escucharla y entender sus deseos, y busquen juntos una solución que respete ambos puntos de vista.