Por: Magaly moro
magalymoro@grupoepensa.pe
Ezio (22, Surquillo). Doctora, hace unos años dejé a Gabriela, mi novia de 4 años, ya que no me sentía feliz de estar con una sola mujer; además, físicamente no era tan atractiva debido a su contextura.
Yo, por otro lado, aunque suene muy narcisista, soy todo lo contrario. La cuestión es que a pesar que ella es una mujer maravillosa, simplemente por el hecho de no sentirme satisfecho en la intimidad, decidí abandonarla.
Pasaron unos meses y confieso que me arrepentí; sin embargo, no hice nada al respecto. A veces coincidíamos en ciertos lugares y en su mirada siempre había ese ruego por regresar.
Pasado unos días, comencé a salir con una chica muy atractiva e inteligente. A diferencia de mi exnovia, ella parecía una muñeca, siempre arreglada y en buena forma. No obstante, cuando nos besábamos o nos cogíamos de la mano no sentía nada, pero igual seguía con ella ya que mis amigos decían que era lo mejor y nos veíamos muy bien ante los demás.
Les hice caso y continúe con esa farsa. Hace uno días vi a Gabriela colgada del brazo de un chico. Al principio pensé que lo merecía, luego sentí mucha cólera y le reclamé. Ella en todo su derecho me dijo que no era de mi incumbencia y que no me quería ver, que ya habíamos terminado. Doctora, sus palabras me hirieron, quiero regresar con ella. Desde hace unos día la sigo a escondidas en mi carro para verla y tratar de que me haga caso. Ella lo ha tomado mal y dice que me estoy comportando como un acosador. Doctora, no puedo evitarlo. ¿Qué debo hacer?
OJO CONSEJO:
Tal y como dice Gabriela, tu oportunidad se escapó al dar importancia a algo tan banal como la apariencia física. Acepta tu error y déjala libre. No la sigas más.
(LEE TAMBIÉN) Casos del Corazón: Me engañó para tener una casa