Cada vez que menciono a la palta alguien dice “me encanta la palta, puedo comer 1 diaria” y yo siempre respondo: “la palta es muy buena, pero no exageres con la cantidad”.
Lo bueno de la palta es que la composición de sus nutrientes la ubican como alimento protector cardiovascular debido a que, del total de grasa que contiene (15% de la pulpa), 53% es monoinsaturado, principalmente omega 9, es decir oleico, el mismo del aceite de oliva y no contiene colesterol.
Esta fruta también concentra ácido fólico, que es muy importante en la gestación, vitamina E de gran poder antioxidante y cerca de 6% de la palta es fibra beneficiosa para el colon. Además, es fuente de potasio, magnesio y bajo en sodio lo que la hace muy adecuada para hipertensos (no tanto para pacientes renales).
La desventaja es que es altamente energética y debe moderarse la cantidad de consumo: una porción de 100g (1/4 de palta aprox.) aporta 160 calorías, equivalente a 2 panes francés pequeños. Una porción adecuada alcanza hasta ½ palta. Por otro lado, en circunstancias como trastornos en la vesícula o hígado graso, su ingesta debe restringirse o eliminarse según el caso.
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