Una de las situaciones que suele frustrar a las personas al hacer dieta, sobre todo, si el objetivo es perder peso, tiene que ver con lo que comen entre comidas. Por lo general, en un plan estructurado donde se detalla el menú, ya se sabe que toca en el desayuno, almuerzo o cena, pero cuando entre comidas hay antojo o hambre, las dudas desbordan y el temor a equivocarse o pensar que se salieron de la dieta y que todo lo logrado se puede perder suele acompañarse del sentimiento de culpa y mucha frustración.
Una de las cosas que tenemos que tener claro es que las dietas tienen dos objetivos: el primero es lograr la intención (perder peso, bajar colesterol, etc.) y el segundo, tan importante como el primero, es que el paciente aprenda a comer según sus necesidades.
Aquí te doy unas claves que te pueden servir para elegir tus snacks: ideal que no supere las 100 calorías, que aporte nutrientes, que logre cierto nivel de saciedad y que te guste. Ejemplos: 1 huevo, 60 g de queso fresco bajo en grasa, 1 tz de avena, 200 g de arándano, etc.