Podemos considerar a la vitamina D como un “esteroide neuroactivo” porque puede influir en la actividad cerebral. Juega un rol importante en el desarrollo cerebral y en la actividad y protección de neuronas dopaminérgicas.

Ya se sabe que nuestro cuerpo es capaz de formar nuevas células cerebrales y ocurre en tres fases. La proliferación referida a la división celular, migración referida a que las nuevas neuronas se trasladan desde su lugar de origen a su lugar de destino y la diferenciación en que las nuevas neuronas se diferencian en otros tipos para formar un nuevo circuito. La vitamina D es importante en la etapa de proliferación y diferenciación.

Los niveles bajos de esta vitamina afectan ciertas funciones. El 30 % de la vitamina D la obtenemos de los alimentos (champiñones, aceite de pescado, hígado, lácteos) y el resto se forma por interacción directa de los rayos del sol y la piel. Las personas con poca exposición a luz directa pueden tener menores niveles de esta vitamina. Lo recomendable es exponerse a la luz directa del sol entre 10 a 20 minutos diarios.