Cocinar y congelar la comida es una solución práctica para quienes buscan ahorrar tiempo, pero su consumo implica considerar ciertos aspectos críticos para garantizar su seguridad y calidad.

Primero, la manipulación y el almacenamiento: si los alimentos no se congelan rápidamente una vez fríos, pueden proliferar bacterias que sobrevivan y causen enfermedades.

Es importante congelar las porciones en el tamaño que se consumirá por completo al descongelarlas. Recongelar la comida puede favorecer la multiplicación de bacterias dañinas.

Finalmente, la correcta cocción de la comida antes del congelamiento es clave. Además, alimentos como las carnes, una vez descongelados, deben calentarse completamente para eliminar posibles patógenos. Siguiendo estas recomendaciones, la comida congelada puede ser una herramienta útil dentro de una dieta equilibrada.

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