Sí bien no es bueno ser rígido con los horarios, es importante mantener una rutina porque ayuda a que el estímulo de comer o la inapetencia aparezcan natural y saludablemente.
En el marco del inicio de las clases, los horarios pueden alterar el orden de las comidas y, a veces, no sabemos qué conviene ofrecer.
Para los más pequeñitos, que toman el desayuno muy temprano y suelen consumir la lonchera a las 10am, es conveniente permitirles una siesta al salir del colegio y que almuercen al despertar.
Para quienes llegan a casa a partir de las 3p.m., les propongo 2 opciones: la primera, tener 2 loncheras y que la segunda sea el almuerzo y, al llegar a casa, tomen un lonche y, por último, la cena, la otra opción es que la segunda lonchera reemplace el lonche, en casa almuerzan y en la cena coman algo ligero.
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