Uno de los pasos principales es aprender a identificar los grupos de alimento. Se hace más fácil si los clasificamos por su principal función: los alimentos que dan energía son las fuentes de carbohidratos, como cereales, granos, menestras, tubérculos, etc., y las fuentes de grasa vegetal como nueces, palta, aceite de oliva, aceitunas; los constructores, que son las proteínas como carnes, ave, pescado, huevo, y los protectores que son alimentos fuentes de vitaminas y minerales como frutas y verduras (lo que deberíamos comer más).

Luego, tienes los 3 principales tiempos de comida: desayuno, almuerzo y cena. En cada una de estas comidas debes incluir, al menos, un alimento de cada uno de los 3 grupos antes mencionados (los que dan energía, constructores y protectores). Con ese criterio se puede armar el menú semanal, eligiendo la variedad de alimento en las preparaciones caseras.

Finalmente, viene la parte que genera grandes dudas, ¿cuánto me sirvo? Si el apetito y el peso están regulados, la cantidad habitual es correcta. De no ser así, es necesario acudir al nutricionista para estimar la porción.

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