Los edulcorantes naturales o sintéticos tienen un alto nivel de dulzor que permite saborizar bebidas y diferentes preparaciones, sobre todo de repostería, sin elevar los niveles de glucosa en la sangre ni incrementar calorías.
Estos productos sirven para aquellas personas que deben controlar sus niveles glicemia, reducir las calorías de la dieta o disminuir la necesidad de dulce en pacientes con malos hábitos o de riesgo. Sin embargo, su uso indiscriminado se extiende, incluso, para endulzar bebidas y preparaciones de los niños o la familia en general pensando que, de esa manera, nadie gana peso, se elimina el azúcar y es más saludable.
Esto es un error, el edulcorante no calórico debe utilizarse sólo cuando es necesario. La idea es que cada vez necesitemos menos dulzor en nuestro paladar; endulzar todo solo incrementa la necesidad de dulce y no ayuda a mejorar los hábitos. Si bien no incrementa calorías, algunos estudios muestran que un mal uso confunde al cerebro y activa las rutas metabólicas como si consumiera azúcar.
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