Uno de los conceptos más importantes que impartieron las lecturas de Edgar Cayce fue que, cuando se trata de la salud, se debe considerar a la persona en su totalidad: cuerpo, mente y espíritu. De hecho, un artículo compartido en el Journal of the American Medical Association indicó que “las raíces del holismo actual probablemente se remontan 100 años atrás, al nacimiento de Edgar Cayce”. La mayoría, aproximadamente el 70%, de las lecturas realizadas por Cayce eran para personas que solicitaban sanación.

Aunque Cayce no tenía formación ni educación médica, cuando entraba en su estado de trance autoinfundido, su mente inconsciente parecía acceder a una reserva infinita de información útil sobre el cuerpo, ya sea leyendo la mente inconsciente de la persona o accediendo a los Registros Akáshicos. Podía diagnosticar enfermedades con precisión y prescribir tratamientos para personas que nunca había visto.

PREVENCIÓN

El dicho de Benjamín Franklin “una onza de prevención vale una libra de cura” era compartido por Edgar Cayce. Y la buena noticia es que la información de las lecturas sobre salud del profeta durmiente incluía sugerencias simples que todos podemos seguir para mantenernos bien. Sus recomendaciones estaban adelantadas su tiempo.

Por ejemplo, contrariamente a los consejos contemporáneos de la época, las lecturas de Edgar Cayce incentivaban a los adultos a enfatizar el consumo diario de verduras, frutas, granos enteros, productos lácteos, vino tinto, pero evitar las carnes grasas, todos los alimentos fritos, dulces, bebidas carbonatadas y granos refinados. También habló de la importancia del silicio, la lecitina para la salud del hígado y el uso de las compresas de aceite de castor para deshacer tumores o protuberancias, una dieta predominantemente “alcalina”, especialmente en la prevención de enfermedades infecciosas.

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