A medida que envejecemos nuestro cuerpo experimenta muchos cambios y es posible que necesitemos diversas adecuaciones en la alimentación. Si, además, el adulto mayor llega a esta edad con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, entre otras, los ajustes nutricionales deben manejarse de manera personalizada.
Uno de los nutrientes que debe cuidarse en esta etapa es la cantidad de fibra en la dieta para prevenir el estreñimiento y reducir el riesgo de cáncer de colon. Esto debido a que la capacidad masticatoria suele disminuir. Una forma de sumar más fibra es incluir frutos deshidratados como guindones, higos secos o pasas. También bebidas altas en fibra como el agua de linaza o chía.
Incluir pescado graso, fuente de omega 3, es muy bueno. Los estudios demuestran que la persona de la tercera edad que consume este tipo de pescado, 2 a 3 veces por semana, tiene una mejor memoria. Asimismo, asegurar el consumo de suficiente líquido ya que el estímulo de la sed no siempre lo perciben.
También es importante dar preferencia a vegetales, frutas, menestras huevos y alimentos fuente de vitamina D como champiñones y lácteos.
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