Qué tal.
¿Han escuchado a Alan García? ¿No? Les cuento entonces que pega la vuelta. De verdad. Todo este tiempo, luego de perder las últimas elecciones, estuvo en el balcón, viendo qué pasaba en la vida política nacional, pero sobre todo en su partido.
Y algo le dice que la hora es propicia para volver al activismo. En ese sentido, anunció que trabaja en la reconstrucción del partido fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre, dizque actualmente “destruido por personalismos”.
Y es que Alan es un animal político que se resiste a la extinción. La calle le ha puesto la cruz hace rato, pero con el expresidente nunca se sabe. Con su jarabe de lengua es capaz de abrirse camino en medio de tanta decepción por las cabezas de los partidos.
Alan es como Claudio Pizarro: debió jubilarse, sin embargo, aún sigue en la jugada. No se duerme en sus laureles, los de su segundo gobierno, a decir verdad, porque el primer mandato fue para el olvido. Quizá, como Pizarro, busca la gloria final, que en este caso sería un tercer mandato.
Lo único cierto es que Alan no da puntada sin hilo. Jamás. Algo trama con su vuelta a la actividad partidaria y alístense para verlo en acción frente a sus eventuales enemigos.
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