Qué tal.

Cuando los peruanos nos proponemos algo, lo logramos indefectiblemente. Una muestra tangible es la , que comanda Ricardo Gareca.

Su estancia final era Rusia 2018 y, con esfuerzo, sangre, piel y coraje, hace un año pudimos regresar a la cita máxima del balompié mundial, desatándose una fiesta nacional que luego se diseminó a cada estadio donde jugó la Blanquirroja.

No en balde ahora somos la mejor hinchada del mundo, ni más ni menos.

Y en tiempos difíciles para el país, con escándalos de corrupción en los ámbitos político y judicial, es menester voltear la mirada precisamente hacia la bicolor, en la que impera el amor por el Perú más allá de cualquier contingencia, pero sobre todo el trabajo limpio.

Jugarle sucio al país, con negociazos y coimas, implica ser un mal ciudadano, y allí es cuando necesitamos más jueces y fiscales como Concepción Carhuancho y José Domingo Pérez para poner la tarjeta roja.

Si no que lo diga Keiko Fujimori y el mismo Alan García, para quien la Fiscalía ha solicitado impedimento de salida del país. O sea, el líder aprista ya no podrá volver a la Madre Patria.

Tan bonito que es meter goles sin robarle el partido a nadie. ¡Arriba Perú!

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