Qué tal.
La ansiedad está mellando el accionar político del expresidente Alan García, al punto de llevarlo a cometer errores que podrían complicar aún más su situación fiscal y judicial.
Y nos referimos específicamente a la jactancia inicial de que tiene informantes dentro del equipo anticorrupción de José Domingo Pérez. Tras analizar las posibles consecuencias, ahora corrige sobre lo dicho y alega que una fuente anónima habló con su abogado Erasmo Reyna. Mejor dicho, se fue de boca y punto.
Fácil el grupo Lava Jato podría acusarlo de entorpecer las investigaciones y García Pérez no tendría nada que chistar. Con el agregado de que anda reclamando que lo están chuponeando y hasta quiere imponer sus peritos. Como suele decirse, calladito se defiende mejor.
Además, no olvidemos que antes trató de evadir la justicia peruana solicitando asilo en la embajada de Uruguay que, finalmente, fue denegado. Un político de su experiencia no puede dar tantos pasos en falso.
Más bien debería estar pensando en aclarar la denuncia de la existencia de aportantes fantasmas a su campaña presidencial del 2006 que, como muchos advierten, podría traerle los mismos problemas que hoy enfrenta Keiko Fujimori.
Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.
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