Cuando se guarda el aceite utilizado para cocinar y luego se reutiliza estamos recalentando el aceite. Este procedimiento es inadecuado.

Al guardar el aceite usado, su estructura va cambiando formándose grasas trans que afectan negativamente la salud cardiovascular.

Por otro lado, al recalentar el aceite se producen radicales libres que deterioran las células de nuestro cuerpo y podrían provocar enfermedades degenerativas como el cáncer. También se pueden formar sustancias tóxicas, como la acrilamida, que pueden estar presentes también en los alimentos fritos y dorados.

El consumo frecuente de aceite recalentado, a través de las comidas, puede ser perjudicial para la salud. Por eso no debe consumirse. Sin embargo, es dable reutilizar el mismo aceite hasta 3 veces cuando se hace en el mismo tiempo y de la forma adecuada. Por ejemplo, filtrar el aceite cada vez, no mezclar aceite nuevo y utilizado, y evitar que recaliente o humee.

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