Mientras el Cristo Moreno derramaba milagros por las calles de Lima e impartía bendiciones para todos los peruanos en estos momentos aciagos, el señor Pedro Castillo Terrones -que está llevando al descalabro al país y su “dios” es Vladimir Cerrón- hacía su show populista con los licenciados de las FF.AA. en las puertas de Palacio de Gobierno y, mismo aprendiz de dictador, azuzaba a su “portátil” contra los periodistas. La cosa no quedó ahí: redundó en su argumento de siempre, la victimización, y arremetió también contra la Fiscalía asegurando que se “paga millones” a los colaboradores eficaces que han develado una red criminal enquistada en el Estado. Esto es grave porque, sin medir las consecuencias, dispara con ventilador y ya se torna un mandatario nocivo que las fuerzas democráticas deben poner en su sitio. La corrupción ya le llegó al cuello, pero para él los culpables son la prensa y el Ministerio Público. ¡Habrase visto!