Es común escuchar que nadar justo después de comer puede causar calambres, pero ¿es realmente cierto? Los calambres musculares en el mar o en la piscina tienen múltiples causas, y la relación con la comida no es tan directa como se cree.
Tras una comida, el cuerpo desvía parte del flujo sanguíneo hacia el sistema digestivo, lo que podría reducir la disponibilidad de sangre en los músculos activos durante la natación. Sin embargo, este efecto no es suficiente para provocar calambres en la mayoría de las personas.
Más bien, los calambres suelen deberse a deshidratación, fatiga muscular o desequilibrios de minerales como sodio, potasio y magnesio. Además, nadar en agua fría o realizar movimientos bruscos también incrementa el riesgo.
Aunque no es necesario esperar horas para nadar después de comer, escucha a tu cuerpo y evita esfuerzos intensos si te sientes incómodo.
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