La vitamina D, probablemente, sea el único nutriente cuyo requerimiento no depende exclusivamente de la dieta ya que logramos cubrirlo en sólo 30% con alimentos fuente como, por ejemplo, con yema de huevo, champiñones, grasa de pescado, lácteos, entre otros, y el resto debiera fabricarse en el cuerpo por interacción de la luz del sol, nuestra piel y otros nutrientes como el colesterol.

Durante la pandemia se le prestó mayor interés a esta vitamina. Una característica frecuente era encontrar a pacientes obesos complicados con neumonía que comúnmente tenían insuficiente cantidad de vitamina D, motivo que sería responsable de un cuadro respiratorio más complicado.

A partir de los 60 años la posibilidad de insuficiencia de esta vitamina es alta y frecuente. Una de las causas es la menor exposición a la luz solar y también se ha asociado con el Alzheimer. La vitamina D es también un protector cerebral. En la sangre se mide sus niveles y, de haber insuficiencia, es conveniente suplementar.

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