Oler es una capacidad relevante para defendernos de algún peligro o alertarnos de sensaciones placenteras. Quienes tienen esta capacidad afectada pueden sufrir situaciones de alto riesgo. ¿Imaginen no poder percibir el olor a gas frente a una fuga o el aroma de un alimento deteriorado?
La mayoría de los olores son una combinación que el cerebro recibe, procesa e identifica. Cuando inhalas por la nariz un olor se activa en el cerebro parte de los 5 a 6 millones de receptores en nervios especializados que desbloquea y activa la neurona que identifica el olor. Ésta, a su vez, envía una señal eléctrica que activa grupos de fibras en el cerebro llamado bulbo olfatorio que reconoce el aroma.
La pérdida o disminución del olfato puede ser pasajera o crónica y ser causada por virus, congestión nasal, pólipos, tumores o lesiones. Si luego de un proceso respiratorio nota una disminución en el olfato es necesario acudir al otorrinolaringólogo.
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