El pescado graso es uno de los alimentos que nos interesa mucho para la dieta de los niños, incluso desde la alimentación complementaria, por su aporte en omega 3.
Los primeros 1000 días desde la concepción son decisivos para el desarrollo cerebral y hasta los 8 años las capacidades cerebrales siguen madurando a gran velocidad.
El ADN de cada individuo comanda el potencial que se tiene para formar conexiones nerviosas, pero los nutrientes, en especial el Omega 3, son los insumos que requiere el cuerpo para poder formar dicha red. Por eso es importante lograr que los niños coman pescado.
El olor y las espinas del pescado suelen ser causa frecuente para rechazarlo. El tema de las espinas se supera comprando pescado en filete y el olor merece un poco de tiempo y creatividad. Una manera es sumergir el filete en zumo de limón y perejil picadito o en leche evaporada antes de cocinarlo.
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