Adoptar una alimentación saludable no requiere sacrificios extremos, sino ajustes clave en nuestros hábitos diarios. Aquí te comparto tres cambios esenciales:
Prioriza alimentos frescos y naturales. Reduce el consumo de ultraprocesados ricos en grasas trans, azúcares añadidos y sodio. Opta por frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables, como el aceite de oliva y los frutos secos.
Controla las porciones. Comer de manera saludable no solo depende de lo que comes, sino también de cuánto. Sirve raciones adecuadas y escucha las señales de tu cuerpo para evitar comer en exceso. Esto ayuda a mantener un peso saludable y a prevenir enfermedades como la obesidad.
Planifica tus comidas. Organizar un menú semanal asegura variedad y equilibrio en los nutrientes. Además, evita decisiones impulsivas como recurrir a comida rápida. Una buena planificación también ayuda a optimizar el presupuesto.
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