Casava, mandioca y rumu son algunos de los nombres populares de la yuca amarga (manhiot sculenta) o dulce (manhiot dulcis). Esta hortaliza de tierra sirve de sustento al poblador peruano desde tiempos remotos. En todas las regiones de nuestro país, la yuca forma parte de la dieta habitual, sin embargo, es en la selva donde su consumo es masivo.

La yuca es rica en carbohidratos (18 a 30%), por lo que el aporte calórico es considerable: 100g de este tubérculo aportan 146 calorías, mientras que 100g de papa aporta 91 calorías (recomendado para deportistas, personas bajas de peso, niños y ancianos). Entre sus modestos nutrientes destacan la presencia de vitamina C, B2, B6, magnesio y potasio.

En cuanto al consumo, siempre debe ser cocida porque todas las variedades, especialmente las amargas, tienen un glucósido (linimarina) que se transforma en ácido cianídrico o prúsico, cuyas concentraciones mayores a 100mg por kilo resultan venenosas. Este tóxico desaparece con el hervor.

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