Ahora amo a mi peor enemigo
Ahora amo a mi peor enemigo

MARICARMEN (23, Puente Piedra).- El amor es realmente loco. Me he enamorado de mi peor enemigo, el chico al que siempre le tuve cólera porque es un sobrado, patán y soberbio.
No solo eso, Néstor también me odiaba a muerte y quería que me trague la tierra para no verme la cara. Y ahora se desvive por mí.
Esta curiosa historia, digna de una telenovela, empieza cuando ingresé a la universidad para estudiar medicina. Allí conocí a Néstor. Desde un primer momento no me gustaron sus poses de artista, mostrándose sobrado no solo conmigo sino también con las otras chicas de la facultad.
Al principio no le hacía caso, pero al formarse grupos de estudio tuve la desgracia de tenerlo a su lado y comenzamos a tener los primeros y grandes roces. Como yo soy muy 'fosforita' no le aguanté sus desplantes y le dije sus cuatro verdades, desatándose una guerra de ataques e insultos.
Nos teníamos odio a muerte, nos veíamos como perros y gatos y tanto él como yo deseábamos lo peor para el otro.
Fue entonces que en el cumpleaños de una amiga en común, se apareció Néstor, como siempre, dándosela de la gran cosa, tratando de mostrarse superior a todos y mirando con desprecio a las chicas. Y ocurrió lo increíble. En medio de un baile, se le descosió el pantalón y yo me di cuenta del impase.
Ya iba a gritar a los cuatro vientos que Néstor tenía el trasero al aire cuando lo vi todo apenado, 'chupado', sin saber qué hacer, cual pollito desamparado, rodeado de lobos hambrientos.
No sabe doctora la pena que me dio. Como siempre llevo mi hilo y mi aguja para cualquier emergencia, me le acerqué y le dije que fuera al baño y me pasara su pantalón que en un dos por tres se lo cosería. Y cuando lo hice, dejándolo como nuevo, Néstor hasta se arrodilló para darme las gracias.
A partir de allí las cosas cambiaron. Néstor empezó a tratarme como reina, me lleva presentes, me habla mucho y fui descubriendo su inmenso corazón oculto por su equivocada forma de ser.
La otra noche, tras ir al cine, nos besamos y terminamos en su casa celebrando nuestro amor, como si hubiéramos estado enamorados toda la vida. Y le dije que debía cambiar para estar conmigo.
Néstor no solo cambió, sino que ahora es diferente, me ama como loco, somos la pareja perfecta y yo lo adoro mucho, mucho, mucho, doctora.