Luisa (32 años, Pueblo Libre). Estimada doctora Moro, desde hace nueve meses mi vida cambió.Tenía un hermoso matrimonio de cuatro años con Pedro; sin embargo, nuestras vidas dieron un giro de 180 grados luego de confesarle que seríamos padres.
Pensé que esa noticia reforzaría nuestro amor, pero ocurrió todo lo contrario. Cada día que pasaba nos alejábamos más, ya no me abrazaba ni me miraba, solo llegaba a casa y dormía. Intenté hablar con él muchas veces, pero siempre esquivaba el tema.
Un día, me llegaron al WhatsApp unas fotografías en las que aparecía mi esposo besándose con su compañera de trabajo. Eso fue un gran golpe para mí. Cuando llegó a nuestro hogar, lo empecé a golpear, obviamente él no entendía qué pasaba y solo me agarraba de las muñecas tratando de alejarme. Inmediatamente agarré mi celular y se lo tiré.
“Mira, explícame eso”, le grité enfurecida. Pedro me dijo que ya no me quería, que el bebé que esperaba era un error y se fue. Esas palabras me lastimaron tanto, quise salir a enfrentarlo, pero sentí un fuerte dolor en el vientre. Caminé dos pasos más y me desvanecí. Al despertar estaba en un hospital. Mi mamá me informó que había perdido a mi angelito. Ha sido lo peor que me ha pasado.
Desde ese momento, decidí separarme. No obstante, hace unos días Pedro ha vuelto a buscarme, quiere recuperarme, pero yo no sé qué hacer. Aún siento que lo quiero, pero también lo odio por lo que pasó. ¿Qué hago?
Ojo al consejo
Querida Luisa, lamento mucho lo sucedido. Antes de tomar una decisión, lo mejor que puedes hacer es empezar una terapia para afrontar la pérdida que acabas de tener y busca apoyo en tu familia.
Necesitas estar bien y, sobre todo, segura de la decisión que vas a tomar. Personalmente, no le daría una oportunidad a Pedro por la forma cómo te trató, él te ha hecho mucho daño. Suerte.