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Si sientes que es un dolor de cabeza inculcar buenos modales a tus hijos, recuerda que esa tarea siempre ha sido un reto para los padres (y quizá lo sea desde hace siglos). Por ello, lo primero que debes hacer antes de perder la paciencia es recordar que los modales marcarán la vida de tus hijos en el futuro porque los acompañarán por el resto de sus vidas y serán la mejor prueba del gran trabajo que hiciste al educarlos.

Una vez que estés preparado o preparada para enseñarle buenos modales, debes tener en cuenta que, como todo en la vida, esto solo se aprende con la práctica. Insiste por varias semanas, meses e incluso años, antes de que tus hijos interioricen cómo comportarse en diversas situaciones. Tu deber será corregirlos, sin necesidad de castigarlos, cada vez que cometan una conducta indebida y procura explicarles el motivo de los modales que les inculques.

Un buen comienzo es iniciar por lo más básico, conviértete en su modelo. Los niños imitan a sus padres, siempre lo hacen. Así que si tu eres cortés y te comportas con educación, ellos copiarán en mayor o menor medida aquellas conductas. Luego puedes comenzar por enseñarles modales básicos como saludar, despedirse y agradecer.

Por otro lado, ten presente que los modales en la mesa probablemente les sean más difícil de interiorizar. Y es que aquellos detalles como pedir por favor, agarrar bien el tenedor, saber usar el cuchillo, tomar la sopa sin sorber y no hacer sonar la cucharilla del té al mover el azúcar son modales que se aprenden con la práctica. Da tú el ejemplo y recuérdales siempre cómo actuar ante cada situación. Un día te lo agradecerán.

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