Se trata de un trastorno que comparte síntomas muy comunes con otras como, por ejemplo, dolor abdominal, abalonamiento, gases, diarrea y constipación.

Muchas personas padecen estos síntomas y notan que la comida les cae mal; cuando los síntomas son leves se suelen acostumbrar a ellos, pero cuando son moderados o intensos puede afectar su calidad de vida significativamente.

Hay muchos factores que interactúan en este síndrome como los hábitos de alimentación, el estrés y la ansiedad, alteraciones en la microbiota, entre otros. Existe una dieta especial para este síndrome, sin embargo, es necesario contar con un diagnóstico certero para descartar otras enfermedades intestinales inflamatorias.

La dieta consiste en varias etapas donde se restringen alimentos y luego se reincorporan. Es una dieta personalizada y debe manejarse estrictamente para lograr mejores resultados.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: