Me acosté con un casado
Me acosté con un casado

Por: Magaly moro

magalymoro@grupoepensa.pe

Johana (Los Olivos, 22 años). Doctora, sé que no es un buen hombre, pero mi corazón no deja de latir por él. En mi antiguo empleo de profesora ingresé a trabajar gracias al apoyo del director del colegio. Mientras las otras profesoras no me creían competente, él decidió darme una oportunidad, pues -según dijo- “los profesores jóvenes merecen una oportunidad”. 

Y así transcurrieron los días, entre equivocaciones y aciertos, y siempre con la confianza del director. Cuando creía que debía retirarme de ese puesto, él me daba aliento. Con tanta atención, no debe parecerle extraño que sentí una atracción por él. 

No es feo, tiene 35 años (la primera vez que lo vi creí que era otro docente), educado, alto para la talla del peruano promedio y fuerte. En fin, yo no iba a intentar algún acercamiento con él, pues sé que es papá de una niña de dos años. Callé mi ilusión hasta que un involuntario roce de manos nos sonrojó. Estábamos armando el árbol navideño cuando el contacto se dio y no volvimos a hablarnos hasta una semana después.

A eso debe sumar los rumores de un supuesto romance entre los dos, que mis compañeras de trabajo estaban divulgando. Las madres de familia me veían mal y los otros trabajadores igual. Fue en la reunión de trabajadores que ocurrió algo grave. Todos salimos a un bar y, gracias a los tragos, fui más alegre de lo normal. Hablamos, bailamos y, sin darnos cuenta, estábamos lejos del grupo. 

Amanecimos en un hotel y juramos no hablar de lo sucedido. Pero no quedó ahí. Cuando nuevamente estábamos distanciados, él me buscó. Dijo que no es feliz sin mí, pero no quiere dañar a su hija. Doctora, sé que debo alejarme, pero a veces es imposible.

OJO CONSEJO:

Johana, hay una familia de por medio. Debes de estar segura si lo de ustedes es solo algo pasajero o si va en serio. Sería mejor que se alejen por completo por unos meses.

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