La vitamina E es un poderoso antioxidante que evita que las células del cuerpo se oxiden frente a los radicales libres, que ingresan o se producen en el cuerpo, y también actúa en los glóbulos rojos evitando su excesiva fragilidad y destrucción. A nivel de las plaquetas impide su agregación excesiva, de lo contrario podría ocurrir una trombosis.

Una alimentación saludable y balanceada, que incluya fuentes de grasa o aceites vegetales como palta, frutos secos, semillas, aceitunas y aceite de olivo, es suficiente para cubrir las necesidades nutricionales. La suplementación de esta vitamina debe darse solo bajo prescripción de un profesional de la salud ya que se acumula en los tejidos grasos, entre ellos, el hígado.

La carencia de vitamina E no es común, pero puede ocurrir en enfermedades como anomalías congénitas de las vías biliares, pancreatitis crónica y causar afecciones neurológicas progresivas.

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