Si tu menor hijo o hija es de los que come poco o solo come lo que le gusta y alimentarlo es un esfuerzo tenso y constante, preste mucha atención porque puede desarrollar deficiencias nutricionales y afectar su crecimiento.
Existe una situación esperada a partir de los 2 años llamada neofobia alimentaria. Se trata del temor a probar nuevos alimentos. Si limitamos la solución a dar suplemento o apoyarnos en su alimento preferido, la mala alimentación afectará su desarrollo y puede persistir durante la vida adulta. Dar suplemento no es la solución cuando el niño no quiere comer. Resolver esto pasa por mejorar la dieta con la ayuda de dos puntos clave: lo primero es dar el ejemplo, si pretendes que coma brócoli, debe verte comerlo y disfrutarlo.
Lo segundo, implementar estrategias para que pruebe alimentos nuevos. Por ejemplo, que participe al elegir frutas y verduras en el mercado, contarle cómo se obtienen los alimentos desde su cultivo hasta la mesa. Recuerde, una buena nutrición no se refiere a cantidad sino a variedad.