La sal está constituida por 2 elementos: el sodio y el cloro, electrolitos que, como su nombre alude, ayudan a mantener el equilibrio de la carga eléctrica y equilibrio del agua dentro y fuera de las células.

Si bien la falta de sal es peligrosa para la salud, el exceso también lo es y causa hipertensión arterial, una condición de salud que puede derivar en un accidente cerebrovascular, en una insuficiencia renal, entre otras afecciones.

La sal que consumimos no está solo en la que agregamos a la olla, sino también en muchos alimentos que fácilmente nos llevan a exceder los 5g de sal añadida que recomienda la OMS.

Según estudios, el 77% del sodio se obtiene de alimentos procesados y de restaurantes, 12% proviene de alimentos naturales, un 6% se agrega en la mesa y un 5% a la olla familiar. Estar atentos al consumo de sal es una medida que protege la salud.

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