El calcio y la vitamina D son nutrientes que están muy relacionados en la salud ósea del ser humano. Su aporte insuficiente a través de los alimentos puede afectar la densidad y la mineralización de huesos y dientes, lo que incrementa el riesgo de desarrollar osteoporosis y osteopenia en hombres y, en mayor proporción, en mujeres en la adultez.

Desde la infancia hasta alrededor de los 30 años nuestro organismo se encarga de formar densidad ósea con el calcio circulante y la vitamina D, después de ese tiempo sólo mantenemos lo que ya formamos. Por ello, es fundamental que a lo largo de la vida aseguremos un suficiente aporte de calcio y vitamina D desde los alimentos.

Nuestro cuerpo obtiene el calcio de los alimentos y, de ser necesario, de la suplementación. Se estima, en cambio, que del total de vitamina D que utiliza el organismo, el 30% proviene del alimento y el restante lo producimos gracias a la exposición a la luz solar.

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