En esta etapa de la vida la alimentación no se limita a una lista de alimentos recomendados, sino a considerar el estado de salud integral de la persona y, de acuerdo a ello, ofrecer una dieta que cubra todos los nutrientes y energía que necesita. Sin embargo, muchas veces debido a la condición de salud y por las dificultades masticatorias o digestivas que pueden presentarse, se hace necesario incluir un suplemento nutricional adecuado al caso.
Hay nutrientes a cuidar especialmente como proteínas, omega 3, vitamina A y C, hierro, zinc, calcio, vitamina B12, ácido fólico y vitamina D.
Las proteínas más aconsejadas por su fácil digestión son el pescado graso (2 veces por semana), carnes blancas y rojas bajas en grasa y molidas (100 g cocido en promedio) y vísceras como el hígado. Hay que prestar especial interés en este último alimento por su contenido de hierro, ácido fólico, B12 y vitamina D, muchas veces deficiente en el adulto mayor.
El huevo y los lácteos también son excelentes fuentes de proteína, calcio y vitamina D.
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