La capacidad cognitiva es la habilidad que desarrollamos para aprender, memorizar, razonar, hablar, etc. La pérdida de estas facultades puede convertirse en un trastorno mental como la demencia senil.

Grandes estudios han demostrado como la dieta influye en estas funciones y está muy relacionado con los nutrientes que constituyen el cerebro. El 60% del peso seco del cerebro está conformado de grasa: 50% es grasa insaturada y, a su vez, el 30% es Omega 3. En la medida que la proporción de este tipo de grasas se mantenga, el riesgo de deterioro mental disminuye.

Uno de los factores que define esta proporción es lo que comes. Incluye en tu dieta diaria la alternancia de palta, aceitunas y aceite de oliva. También incluye, hasta 2 veces por semana, 50g de nueces y semillas, y lo más importante es asegurar la ingesta de Omega 3 a través de pescado graso como el jurel, anchoveta, pejerrey, atún, salmón. 200g, al menos, 3 veces por semana.

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