El hecho ocurrió en Australia. Un sujeto de nombre Brett Peter Cowan fue encarcelado tras ser acusado de haber asesinado un niño de apenas 13 años, pero jamás imaginó lo que le ocurriría.
El sujeto había sido acusado de homicidio, pero también tenía dos sentencias anteriores por ataques sexuales.
Su compañero de prisión de nombre Adam Davidson (31) planeó una terrible venganza contra Cowan durante un mes, y tras cometerla sostuvo lo siguiente: "No quería matarlo. Solo quería herirlo. Que sienta el dolor", sostuvo, afirmando que no concebía la idea de estar cerca de un 'monstruo'.
Davidson le habría pedido a sus demás compañeros que alejaran a las otras personas que se encontraban cerca de Cowan, que jugaba cartas en un área común de la cárcel. Fue entonces cuando le arrojó un balde con agua hirviendo que le dejó secuelas y graves quemaduras en su cuerpo. Incluso se dice que tras ello no se percibían sus tatuajes.
La víctima de Cowan era un niño de 13 años identificado como D.M., y que desapareció en el 2003. Tras esto, la familia del menor esperó aproximadamente ocho años hasta que detuvieron al sujeto. Este admitió su culpa.
(Foto: Infobae / Izq: Davidson - Der: Cowan)
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