Por: Magaly Moro
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Juvenal (46 años, Centro de Lima). Doctora Moro, deseo su apoyo para que me ayude a encaminar mi vida. No voy a poder hacerlo solo. La mujer con la que estuve me utilizó económicamente.
Carla era una dama respetable y de su casa, aunque siempre noté su ambición; ya que en cada salida me pedía cosas caras o utilizaba a su familia para pedirme dinero. A final me abandonó por otro con más plata. Era una interesada y no debí creer en ella.
Cuando la fui a recoger a su trabajo, en la municipalidad de su distrito, vi que estaba con un hombre enternado, muy cariñosa, cogiendo su rostro, mientras él le acariciaba el pelo. Eso fue suficiente para acercarme y decirle: “Hasta aquí llegamos, Carla. Eres repudiable”. Ella, en lugar de darme explicaciones, solo respondió: “Él me da la seguridad y comodidad que yo necesito”. Sonó igual que la protagonista de la novela “Rubí”, interpretada por Bárbara Mori. Luego de ello, se subieron a la camioneta de su acompañante y se fueron.
Doctora, como es lógico, me siento con el animo decaído, ya que nuestra relación se acabó. Aunque sé que Carla no es la única mujer sobre la tierra, sentía que con ella había construido algo muy bonito. A esta edad, es complicado buscar otra pareja.
He intentado volver a enamorarme; sin embargo, cada vez que conozco a una señorita siento que son interesadas y que solo quieren mi dinero. Yo quiero a una profesional o a una mujer con negocio propio, que me quiera y ame como soy; pero ya estoy perdiendo las esperanzas. Necesito un consejo. ¿Qué hago?
OJO CONSEJO:
Juvenal, no puedes generalizar y meter a todas las mujeres en un mismo saco. No le cierres las puertas al amor. Confía y trata de superar ese desengaño. Suerte.