Magaly Moro
Nadya (43 años, Surquillo). Doctora Moro, le escribo porque tengo el corazón partido. Mi pareja, con la que duré 5 años, y yo estuvimos trabajando mucho en mejorar nuestra relación, cultivar valores y, sobre todo, superar nuestras diferencias. Hemos tenido periodos críticos donde nuestras discusiones no tenían fin, pero, desde hace unos meses, todo había empezado a mejorar.
El principal motivo de las peleas eran sus malos hábitos. Julio era muy desordenado y toda la casa era un caos por su culpa. Ambos trabajamos, entonces no había suficiente tiempo para mantener todo limpio y por ello le pedí que me apoyara porque realmente me siento exhausta de ocuparme sola de las tareas domésticas. Peleamos terriblemente, estuvimos una semana entera sin hablarnos e incluso yo regresé a casa de mi madre, pero un día él vino a buscarme prometiendo que iba a cambiar.
Los siguientes meses todo fue de maravilla, se comportó mejor que antes y hasta me sorprendió con una cena romántica por nuestro aniversario. Me cuesta comprender qué fue lo que pasó, solo sé que pocas semanas después descubrí que me estaba siendo infiel con una amiga de su oficina. No sé en qué fallé o por qué volvió a mí si ya no me quería. Lo peor es que la otra mujer hace poco lo abandonó por uno más joven y ayer me llamó pidiéndome perdón por su aventura. Siento que encontré al hombre perfecto cuando cambió, pero no olvido su infidelidad. ¿Qué hago, señora Moro?
OJO al consejo
Querida Nadya, no creas que un hombre que es capaz de engañarte sea tu pareja perfecta. Levanta la cabeza porque Julio fue el único perdedor por haber traicionado a una mujer con un buen corazón. Tú le diste muchas oportunidades y él las desperdició, no le permitas hacerte daño nuevamente. Enfócate en reforzar tu amor propio y seguir adelante. Suerte.