Me invitó a tomar un café
Me invitó a tomar un café

Por:

magalymoro@grupoepensa.pe

Mónica (25 años, Magdalena del Mar). Doctora, estoy enamorada de Fernando, a quien conozco desde hace mucho tiempo. Nunca había tenido el valor para hablarle y cada vez que tenía alguna oportunidad para dirigirme a él me quedaba paralizada, con la mente en blanco.

Fernando no es un tipo muy atractivo, pero tiene un porte que inspira confianza y seguridad. Es alto y, aunque no es muy sociable, siempre se le ve con un libro bajo el brazo, por lo que me atrae más. Esa iba a ser mi excusa para acercarme y tener una conversación con él. Desde que lo conozco no hemos pasado del saludo formal y la sonrisa de cortesía. Trabajamos en áreas distintas y nos hemos cruzado en la máquina de dulces o camino a la salida.

Mis amigas me han dicho que no le preste mucha atención, que de seguro él se ha dado cuenta de que tengo un interés por él. Eso me hizo dudar por un tiempo, hasta que un día me llamó a mi celular. Su voz hizo que mi piel se pusiera como de gallina. Él sabía que estaba en Miraflores, porque lo publiqué en mi Facebook, y me pidió que recogiera un libro. Acepté ayudarlo, aunque estaba algo lejos de mi ruta. El libro era “La procesión infinita” de Diego Trelles y durante el camino de regreso me fui leyendo las primeras páginas. Cuando me acerqué a su sitio, mis manos no dejaban de sudar y le entregué el libro. Él me recibió con una sonrisa y me invitó a tomar un café. Doctora, estoy hecha un manojo de nervios. Bendito el libro que me permitió conocerlo, espero no hacer un papelón porque me encanta. ¿Qué me aconseja? 

OJO CONSEJO:

Ve con calma. Estás ilusionada con la imagen que has idealizado de Fernando. Tu cita del viernes te ayudará a darte cuenta si es el indicado. Suerte.   

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