Magaly Moro
Gustavo (34 años, Magdalena). Doctora Magaly, necesito uno de sus sabios consejos. Espero pueda darse el tiempo de leer mi caso y, si resulta de su interés, pueda publicarlo en su columna para ayudar a otros como yo.
Estoy enamorado de una señorita encantadora. Si usted la viera, entendería mi pasión. Mi Lucy es una chica muy hermosa, graciosa y tiene mucha personalidad, su único defecto es que habla con muchas jergas, como una piraña.
Cuando la conocí parecía una chica refinada. Usa unos vestidos muy delicados y su carita inocente confunde por momentos. Pero cuando hace bromas y empieza a hacer chacota, se transforma por completo, hasta parece un hombrecito.
Es difícil invitarla a salir por su defecto. Me da algo de vergüenza ir a un restaurante y que su forma de hablar tan fuerte nos coloque en una posición incómoda. Mi madre piensa que no es educada, pero todo lo contrario. Ella es muy amable, es buena hija y muy inteligente, lamentablemente su forma de hablar deja mucho que desear.
En un inicio me parecía gracioso el contraste entre su apariencia y su dialecto, pero ahora que la relación se va encaminando hacia algo serio no me imagino con ella así.
Me gustaría hablar con Lucy, pero me aterra hacerla sentir mal. Incluso he averiguado sobre cursos de etiqueta para parejas, quiero ir junto a ella, pero no sé cómo preguntárselo. ¿Qué hago?
OJO al consejo
Estimado Gustavo, el camino correcto es superar los defectos en pareja. Está muy bien que quieras tomar el curso con ella, sin embargo, es más importante que le preguntes si realmente desea cambiar. Explícale que deseas invitarla a lugares más elegantes y que, por ello, es importante que sepa cómo comportarse para no pasar un mal momento. Ánimos y mucha suerte.