Magaly Moro

Alejandro (26 años, Independencia). Doctora Magaly, amo a mi enamorada con todo mi corazón, pero creo que ella a mí no.

Se lo cuento todo para que entienda mi triste historia. Marlene y yo tenemos ocho meses de relación. Antes de ser pareja éramos amigos. Yo sabía que había tenido una larga relación de tres años, cuyo final la dejó destrozada. Sin embargo, cuando comenzamos a salir me dejó en claro que ya había superado su antiguo romance y eso me dejó tranquilo y seguro.

Hace dos semanas mi paz se esfumó, mi relación empezó a caerse a pedazos. Lo que pasa es que descubrí que Marlene tenía tatuado en su vientre el nombre de su exenamorado.

Me di cuenta porque ella se había puesto un jean que dejaba ver una especie de mancha en esa zona de su cuerpo. Le pedí que nos sentemos y allí observé que eran unas letras que en conjunto se leía: Mario. Es el nombre de su ex.

En ese momento me exalté. “¿Por qué me ocultaste que tenías ese tatuaje? ¿Por qué no te lo has borrado hasta ahora? ¿No me dijiste que ya habías olvidado a Mario?, ¿Aún lo amas? ¡Me mentiste, habla”, le increpé.

Marlene me pidió que me calme, me dijo que me explicaría todo, pero que necesitaba que esté tranquilo para que podamos conversar. Ella argumentó que no había logrado borrarlo, pero que de todas maneras lo haría y me juró que realmente me amaba. Yo no le creí y me fui de su casa.

Ella me llama y escribe, pero yo no le respondo. Estoy muy dolido. ¿Qué hago, señora Moro?

Ojo al consejo

Estimado Alejandro, entiendo tu molestia y dudas. Lo mejor que puedes hacer es conversar con Marlene sobre el tema. Te aconsejo que lo hagas cuanto antes y dejes de atormentarte pensando cosas que tal vez ni razón de ser tienen. Dale a tu enamorada la oportunidad de explicarte por qué no se borró ese tatuaje. Contrólate y sé comprensivo. Mucha suerte.