Una voluntaria me robó un beso
Una voluntaria me robó un beso

Por: Magaly Moro

magalymoro@grupoepensa.pe

Juan Manuel (36 años, Chosica). Doctora, espero no incomodar con lo que le contaré. En mi casa no quieren escuchar mi historia. Como usted sabe, muchas ciudades del Perú han sufrido por los desastres naturales y en mi vecindario el panorama ha sido igual. 

La ayuda llega y yo lo agradezco mucho porque así he conocido a mi alma gemela. Quizá, como dice la frase, después de lo malo llega algo bueno, y eso tiene nombre: Esperanza. Ella vino a Chosica como voluntaria. Al inicio era distante, pero yo no dejé de insistir, porque su sonrisa me hizo notar que le caía bien, y no me equivoqué. 

Luego de dos semanas de conversar sobre cosas triviales cada vez que venía con ayuda, pudimos hablar de nuestros sentimientos. Un día, inesperadamente, ella me besó. Ese momento fue mágico, inolvidable. Sin embargo, una presencia se interpuso entre nosotros. Ximena, mi esposa, nos ampayó y yo no sabía dónde meterme. Mi primera reacción fue separarme lo más rápido de Esperanza y seguir a mi esposa, que había presenciado la escena con mi hijo. Pero no lo hice. 

Desde ese día, no sé cómo contactar a Esperanza, a quien espero con ansias, pero no ha vuelto más, además acabo de darme cuenta de que ya no amo a mi esposa. He dejado la carpa que compartíamos y me he ido a vivir con un familiar. Mis parientes no me entienden y creen que soy egoísta. Yo amo a mi hijo, pero quiero ser feliz con la mujer que creo amar de verdad. A pesar de esta ilusión, seguiré apoyando a Ximena porque es la madre de mi hijo.

Doctora, ayúdeme a encontrar a Esperanza, la mujer de mis sueños.

OJO CONSEJO:

Querido, en dos semanas no puedes conocer a alguien. Piensa bien esta decisión, porque no puedes arriesgarte a perder a tu familia solo por una ilusión pasajera.

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