Hace poco recibí esta consulta a través de las redes sociales y me pareció importante extender mi respuesta a ustedes queridos lectores.
La sangre de pollo, al igual que cualquier alimento de origen animal, está expuesta a contaminación desde el momento de su obtención, procesamiento, traslado y almacenamiento; para que un alimento como la sangre sea seguro debe estar certificado con el registro sanitario, así como contar con un etiquetado completo.
Es posible también que ya en casa, una vez abierto el empaque, no se tenga la prevención del lavado de manos, contaminación cruzada o mala refrigeración y exponer al producto a un deterioro.
Con esto les quiero decir que la sangre de pollo en sí misma es segura y muy nutritiva, pero depende cómo la manipulemos lo que eleva el riesgo, como ocurre con cualquier otro alimento.
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