Las vísceras rojas como el hígado, bazo, riñón y corazón se caracterizan por ser fuente de proteína, algunas son buenas reservas de vitaminas y minerales, como es el caso de B12 del hígado. También están las vísceras blancas como los sesos, la huevera o criadilla que, principalmente, aportan grasa (saturada y colesterol).

Ambos tipos de vísceras son altamente nutritivas y algunas de ellas, como el hígado y el bazo, representan las fuentes más altas de hierro lo que contribuye a la prevención de anemia.

A pesar de estos atributos, su consumo debe ser moderado y de poca frecuencia debido a su concentración de grasa, sobre todo en personas con eventos cardiovasculares, hígado graso, exceso de peso y alteraciones en los niveles de grasa en la sangre.

Una porción adecuada para un adulto sería de 100g hasta 2 veces al mes, mientras que para un niño o adolescente es de 60g cada 10 días, siempre dentro de una dieta balanceada que incluya verduras.

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