Magaly Medina

Magaly Moro

Mariela (25 años, San Martín de Porres). Doctora Magaly, me encuentro muy triste porque siento que estoy en una relación en la que me siento muy juzgada por las cosas que hago.

Le cuento que soy profesora de inicial desde hace tres años; sin embargo, mi pasión siempre han sido los deportes, en especial el fútbol. Soy recontrahincha de Sporting Cristal. ¡Arriba la raza celeste! Mi papá, quien ya falleció, me llevaba todos los fines de semana al estadio, ahí nace mi afición por la pelota. Me hubiera encantado ser futbolista profesional, pero no hay apoyo en este país, así que opté por la docencia. Para mí siempre ha sido un orgullo conocer todo sobre las ligas de deporte, así como jugar fútbol, pero eso cambió cuando conocí a Simón. Tengo una relación de dos años con él y desde un primer momento me dejó en claro que a él no le gustaba que su chica estuviera peloteando con otros hombres del barrio. Desde entonces, ya no jugaba tanto como antes, pero a veces me escapaba sin que él se entere, pero no me di cuenta de que en la mismas canchas estaban sus amigos y fueron a decirle que yo parecía un hombre, que no debería estar jugando fútbol porque no me hace ver muy femenina. Señora Moro, en realidad eso me pareció tonto, pero a Simón no. Por el contrario, me hizo prometer por nuestro amor que ya no volvería a ponerme los chimpunes que me regaló mi papá. Y sí, doctora, caí, lo prometí. Lo amo mucho, pero siento mucha cólera que se deje llevar por sus amigos y tenga esos prejuicios de que una mujer no puede jugar fútbol, ¿qué hago? Aconséjeme, por favor.

Ojo al consejo

Querida Mariela, exactamente es eso, un prejuicio tonto. Si él no te acepta tal y como eres, con tus gustos y preferencias, entonces no te ama. No tienes que permanecer al lado de alguien que no te haga sentir cómoda. Nadie tiene derecho a humillarte o hacerte sentir mal.

No renuncies a tus pasatiempos por alguien que no lo merece. Reflexiona y no pierdas más tiempo. Suerte.