La diabetes es una enfermedad crónica cuya evolución depende mucho de la dieta y de los estilos de vida. Saber elegir alimentos, combinarlos y aprender cuánto se puede comer es fundamental para que la dieta logre estabilizar al paciente y prevenir el riesgo de complicaciones.
Los azúcares simples son aquellos carbohidratos que no requieren mayor proceso de digestión y que se absorben en menor tiempo. Por lo tanto, tienen la característica de elevar rápidamente la glucosa sanguínea. Por este motivo son los primeros que se deben evitar. Por otro lado, no es suficiente que la etiqueta de un producto indique que este no tiene azúcar para que sea adecuado en casos de diabetes.
Los carbohidratos digeribles, por ejemplo el arroz, trigo, quinua, camote, etc. terminan siendo carbohidratos simples en el proceso de digestión y si un paciente con diabetes opta, por ejemplo, por una galleta de quinua o integral que no contiene azúcar en sus ingredientes, igual elevará la glucosa en sangre. Un paciente controlado podría incluir un alimento de este tipo, con carbohidratos poco procesados; sin embargo, su consumo debe ser muy eventual.