Magaly Moro |

Úrsula (26 años, Chorrillos). Doctora Moro, necesito su consejo, le cuento mi historia. Estoy frecuentando a un chico que me gusta mucho. Alberto es atento, cariñoso, alegre y muy trabajador. Estudia Ingeniería agrícola y labora en un mercado cerca de mi barrio. Vende pescados y mariscos. Lo conocí hace cinco meses, un día que fui a hacer compras.

Desde el primer momento surgió una conexión entre ambos, me cayó muy bien. Cada vez que voy conversamos mucho sobre diferentes temas, a veces se nos pasa el tiempo hablando. Nuestras formas de pensar coinciden. En una de nuestras pláticas me dijo que le gustaba mi personalidad. En esa ocasión, antes de irme, me regaló un pescado. “Para tu almuerzo”, me dijo.

Desde ese día hay un coqueteo mutuo. Cada vez que paso por su puesto dialogamos y me regala pescado. Es evidente que me está enamorando, pero lo malo es que solo lo hace con pescados. En todo este tiempo no me ha regalado algo más. Hemos salido a pasear algunas veces, pero nunca ha tenido un detalle adicional. Ya estoy cansada de los pescados.

Un día le dije que si me podía dar mariscos para variar, se rió y me entregó una bolsa llena de estos. No se dio cuenta de la insinuación. No sé si decirle directamente que me encantaría que me sorprendiera con un regalo más romántico. No quiero que piense que no valoro sus productos de mar o que soy una interesada. ¿Qué hago, señora Moro? Ayúdeme, por favor.

Ojo al consejo

Estimada Úrsula, considero que debes ser prudente. Aún ustedes están saliendo, no son enamorados oficialmente como para que le pidas tal o cual regalo. Es probable que Alberto tenga otros detalles contigo cuando formalicen. Te recomendaría que esperes a que esto pase. En tanto, disfruta de los deliciosos y variados platos que puedes cocinar con los pescados. Suerte.

TAGS RELACIONADOS