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Muchos estudios han demostrado que algunos cambios en la dieta y en el estilo de vida reducen drásticamente el riesgo de sufrir un evento cardiovascular.
Después de analizar datos, muchos investigadores establecieron que el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, un infarto de miocardio o una alteración similar se reducía en un 80 por ciento combinando varias pautas, como evitar fumar, realizar alguna actividad física diaria y seguir una dieta sana.
En este punto, las normas básicas son evitar las grasas saturadas y ácidos grasos trans, consumir más fibra, folatos, granos y cereales, aumentar las cantidades de omega 3 en la dieta, y el magnesio es indispensable. La mayoría de los episodios cardiovasculares puede evitarse con hábitos dietéticos saludables.
Por otro lado, el sobrepeso es un factor de riesgo asociado a la enfermedad cardiovascular. Sin embargo, a la hora de prevenir esta patología, no es tan importante el peso que se gana o se pierde, sino el tipo de grasas que se consume.
El auge de los productos light y de las dietas hipocalóricas ha llevado a muchos a pensar que por el simple hecho de adelgazar o de ingerir menos calorías estaban a salvo de un trastorno coronario y eso es algo erróneo.
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