Una de las reglas de oro para tener una vida saludable, es ponerse de cabeza para prolongar la vida. Cuando nos ponemos cabeza abajo invertimos la polaridad de nuestro cuerpo, y empleamos la fuerza de la gravedad en beneficio de nuestra salud. Esta terapia ayuda a rejuvenecer.
La terapia de inversión ayuda a mejorar la circulación sanguínea, alivia los dolores de cabeza, cuello y espalda, da mejor tono al rostro, descongestiona vasos linfáticos y venosos, combate la celulitis y várices, elimina el estrés, aumenta el flujo de sangre al cerebro favoreciendo la concentración y la vista, alivia las contracturas por tensiones musculares, estimula el crecimiento capilar, fortalece el corazón, quemar grasa abdominal, reduce el prolapso y la hemorroides.
Tenderse sobre una tabla inclinada, por 10 minutos, permite que los músculos, órganos internos y la columna vertebral descansen. Después de una sesión se dará cuenta que creció dos centímetros porque la columna se descomprime, pero en dos días volverá a su normalidad.
Cuando los médicos operamos y hay alguna complicación ordenamos “trendelemburg”, es decir, invertimos la posición del paciente y protegemos el cerebro para que esté irrigado.
Una alternativa es recostarse sobre la cama con las piernas en alto, sobre todo si está mucho tiempo parado o sentado. Está contraindicado en aquellos operados de columna y los que sufren de glaucoma.
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